Activistas del Dream Act ganan la partida con tácticas de movimientos de protesta

El movimiento de los 'dreamers'; tácticas y evolución

La imagen es clásica: un admirador conoce a una superestrella tras bambalinas. Lady Gaga con labial rosa, gafas oscuras y una playera estampada con las palabras “Aprueben el Dream Act”, se encontraba acompañada de dos hombres, uno en cada lado. Uno de ellos tenía su mano firmemente sobre la cintura de la cantante.

Pero para aquellos que luchan a favor de un alivio sobre la inmigración y contra los intentos a nivel estatal de aplicar la ley anti inmigración vigorosamente, la foto que fue tomada en un concierto de Lady Gaga en Arizona en 2010 y que fue publicada en línea ampliamente fue una señal de que los jóvenes estudiantes indocumentados y la esencia de su causa había logrado una gran victoria, quizás incluso habían logrado llegar al público en general.

Los jóvenes que abogan por el Dream Act, al igual que los hombres que aparecen en la foto junto a Lady Gaga, están en el centro de uno de los movimientos sociales más dinámicos y efectivos en la historia reciente, aseguran sociólogos y analistas políticos. Los jóvenes inmigrantes indocumentados inmersos en el idioma y la cultura de protesta estadounidense fueron el combustible de la máquina de activistas que obligó a que la administración de Obama creara un camino administrativo para el alivio de inmigración temporal en junio, conocida como Acción Diferida.

“Creo que muchas personas quieren atribuirse esa victoria, pero en realidad le pertenece a los estudiantes”, dijo Roberto G. Gonzáles, sociólogo de la Universidad de Chicago que ha dedicado los últimos diez años a darle seguimiento a la vida de los niños y jóvenes indocumentados hasta que se convierten en adultos. “Gran parte de lo que atestiguamos la semana pasada no hubiera sucedido si no fuera por el movimiento tan impresionante de los jóvenes”.

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El Dream Act, introducido como la Ley de Fomento para el Progreso, Alivio y Educación para Menores Extranjeros por el senador republicano de Utah, Orin Hatch en 2001 ha ido y venido en ambas cámaras del congreso, pero ha fracasado varias veces para convertirse en ley. Las versiones han cambiado y los demócratas han sido sus principales partidarios, pero la mayoría de las versiones crean un camino ya sea para el estatus de inmigración legal o la ciudadanía, y la posibilidad de que los jóvenes inmigrantes indocumentados que fueron traídos a los Estados Unidos cuando eran niños puedan ser elegibles para la matrícula universitaria de residentes dentro del estado.

La directiva de acción diferida anunciada por el presidente Barack Obama en junio le dio a muchos de los que pertenecen a este grupo— 1.7 millones de jóvenes inmigrantes indocumentados llamados Soñadores o Dreamers—la oportunidad de solicitar un alivio contra la deportación de dos años renovable y permisos de trabajo.

En los años que han transcurrido desde que el Dream Act fue introducido por primera vez en 2001, los estudiantes activistas se han incorporado a las filas de liderazgo de las organizaciones y han llevado a cabo sentadas, huelgas de hambre, mítines y marchas con el fin de obligar a los funcionarios electos a aprobar el Dream Act, permitir el ingreso de inmigrantes indocumentados a las universidades, ampliar la elegibilidad de la matrícula universitaria de residentes dentro del estado y permitir que obtengan licencias de conducir.

“Creo que es justo decir, que en muchos casos, se ven a sí mismos como parte de los Estados Unidos”, dijo Gonzáles. “Han tenido estas experiencias estadounidenses y relaciones y vínculos, que les da un sentido de pertenencia a este país. Pero la pregunta más amplia es si tienen el derecho de tener derechos. Ese debate permanece y se está discutiendo”.

Algunos se han enfocado en el cabildeo político y en tejer relaciones. Otros están inmersos en el mundo de las noticias en Twitter, canales de YouTube, páginas Web y muros de Facebook, en donde los llamados a respaldar el Dream Act y medidas parecidas son un tema común. Otros participan en la desobediencia civil que consideran algo esencial para el siguiente capítulo del movimiento.

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“Definitivamente me considero un alumno de la historia de derechos civiles”, dijo Marco Saavedra, un activista del Dream Act y líder y estudiante universitario que ayudó a planear sentadas dentro de una oficina de campaña de Obama en junio y que ha pasado tiempo dentro de un centro de detención para inmigrantes.

Saavedra ha impulsado a otros jóvenes indocumentados a “declararse públicamente” y dar a conocer su estatus de inmigración en eventos públicos. Saavedra forma parte de un esfuerzo cada vez mayor por organizar protestas que intencionalmente terminen en arrestos y tiempo en un centro de detención para inmigrantes. Una vez dentro del centro, los activistas reúnen las historias de personas que, en base a las políticas establecidas por la administración, no deberían de ser detenidas o deportadas.

“No queremos ser silenciosos”, dijo Saavedra. “El silencio y el buen comportamiento en tiempos de injusticia nunca cambiaron nada. Estamos intentando utilizar la protesta pacífica para decir que no podemos seguir con el miedo cotidiano de la deportación. No permitiríamos que los funcionarios públicos siguieran operando como si nada hubiera pasado”.

Saavedra dijo que ha estudiado detenidamente la vida y los escritos de Martin Luther King Jr., Malcolm X y organizaciones de derechos civiles incluyendo el Comité de Coordinación No Violenta de Estudiantes y el Congreso para la Igualdad Racial. Rara vez rechaza una oportunidad de discutir el movimiento de los Dreamers en línea.

Las tácticas adoptadas por Saavedra han ayudado a incorporar a uno de los inmigrantes del país más conocidos del movimiento de los Dreamers.

En 2009, José Antonio Vargas, periodista ganador del premio Pulitzer que ha trabajado como editor colaborador para The Huffington Post y que ha escrito para revistas como The New Yorker, estaba disfrutando lo que describió como el mejor año profesional de su vida. Pero Vargas tenía un secreto. Fue un inmigrante indocumentado. Un día, cuando estaba sentado en la computadora de su oficina en New York, con los audífonos puestos, Vargas vio un video de Pacheco y otros Dreamers que hablaban del aumento en las deportaciones.

Estos jóvenes estaban intentando cambiar la situación, pensó. Le habían dado significado al lema “sin documentos y sin miedo”. Los Dreamers comúnmente hablan de la fecha en que “se declararon”, e hicieron una reflexión sobre sus emociones, sus valores y las leyes al contar historias sobre sus vidas como inmigrantes indocumentados y sobre la lucha que han emprendido que ha hecho que su humanidad sea difícil de ignorar.

Tras pensarlo considerablemente, Vargas escribió una historia de 4,000 palabras en el New York Times Magazine sobre cómo descubrió su estatus de indocumentado cuando era un adolescente, y subsecuentemente cómo construyó su vida y su carrera bajo las sombras de este estatus secreto. También estableció una organización comprometida con cambiar la discusión nacional sobre la inmigración.

La historia fue una de las historias más compartidas en Google por dos semanas, dijo Vargas, a pesar de que Google no pudo confirmarla. Un vocero del New York Times dijo que la historia de Vargas fue la historia más vista en la página de la revista por dos días.

En junio, la revista Time publicó una historia en su portada sobre Vargas con una imagen de 35 inmigrantes indocumentados acompañados de las palabras “Somos estadounidenses… sólo no legalmente”.

Días después que el presidente anunció la directiva de Acción Diferida y su alivio para los jóvenes inmigrantes indocumentados, una serie de encuestas encontró que había un apoyo público amplio a favor del movimiento.

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