Un grupo de indígenas rarámuries en la Sierra Tarahumara, en el norte de México, han iniciado una campaña para detener la creciente violencia doméstica, que en la gran mayoría de los casos es aceptada pr cuestión cultural y conlleva a agresión física, verbal, psicológica y sexual.
Son conocidas como "Las Multiplicadoras" y han comenzado a dar charlas entre hombres y mujeres en las intrincadas zonas montañosas en Chihuahua con el fin de revertir el fenómeno de violencia intrafamiliar, según explicó la coordinadora del programa, Vianney Salas, en entrevista con el programa Primer Impacto, de Univision.
"Salen diferentes, salen de este programa entendiendo el derecho a lo que es tener una vida libre de violencia", enfatiza Salas.
Según diferentes estudios acerca del comportamiento indígena se estima que un 90 por ciento de las mujeres de estas comunidades han sufrido algún tipo de violencia.
La directora general del Instituto Chihuahuense de la Mujer, Emma Saldaña Lobera, explicó que se capacita a mujeres rarámuris sobre prevención de violencia en más de 30 comunidades de la Sierra Tarahumara. Hay más de 15 mujeres tarahumaras dedicadas a multiplicar sus conocimientos entre sus compañeras rarámuries.
Juan Gabriel Ucan López, Visitador Adjunto de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo, dijo a HuffPost Voces que hay un gran miedo en este sector por temor a represalias de sus propios esposos.
"La violencia va más alla de lo físico, en la mayoría de los casos hay una agresión verbal y psicológica permanente, que es parte de hasta un estilo de vida, y que ante los ojos de las mujeres, ellas ni siquiera se dan cuenta porque han vivido así por generaciones".
"Tenemos un marcado interés y necesitamos concientizar más de que hagan las denuncias, pero la gran mayoría prefiere no denunciar las agresiones y lamentablemente cada día hay más muertes por esta violencia que es ancestral", reiteró el funcionario.
El Foro Internacional de Mujeres Indígenas (conocido como FIMI, por su sigla en español) trabaja desde 1999 con mujeres indígenas, líderes representantes de Asia, Centroamérica, Sudamérica, Caribe, África, Norteamérica, Europa y la región del Pacífico para detener el creciente fenómeno.
El trabajo de FIMI en el ámbito internacional se basa en la profunda convicción sobre la necesidad de coordinar e integrar estrategias para el adelanto de los derechos humanos de las Mujeres Indígenas a nivel local, nacional e internacional.
Yakin Ertürk, la Relatora Especial de las Naciones Unidas en el último informe sobre violencia contra la mujer recomienda complementar el enfoque de derechos humanos para combatir la violencia contra las mujeres con una “negociación cultural” para “sensibilizar a la sociedad sobre el carácter opresivo de determinadas prácticas efectuadas en nombre de la cultura recurriendo a los elementos positivos de la cultura y a otras expresiones de la masculinidad que respetan los derechos de la mujer.”
"Las Multiplicadoras" viajan por diversos puntos de la Sierra Tarahumara para enseñar a otras víctimas sus conocimientos y así evitar mayores ataques.
En México, la Entidad de las Naciones Unidas para el Empoderamiento de las Mujeres y la Igualdad de Género (ONU Mujeres) alertó que la problemática de la violencia inicia desde la niñez y que se traduce en la adultez en prostitución, tráfico y consumo de drogas, suicidio, abandono escolar, madres en la adolescencia y otros problemas.
"México no es que tenga una situación más difícil que otras naciones, la verdad es que todos los países tienen problemas de una manera u otra [...] México está enfrentado a un monstruo que es el crimen organizado, que de alguna manera van a afectar a mujeres y niñas; el machismo es otro tema preocupante y no sólo pasa en México, sino en toda Latinoamérica, es muy propio de este continente, y la raíz de muchos estereotipos que vienen desde la crianza de los niños", explicó a HuffPost Voces, Luz Angela Melo, Asesora Regional de Género de la Unicef, con atención el área de Latinoamericana y el Caribe.
Cifras del gobierno de México revelaron que en el 2010 asesinaron a 329 niñas, una de las cifras más altas en un década y en el 2011, 693 fueron a la cárcel por delitos federales, cifra que se incrementó al doble en comparación con el 2010. Un 34.6 por ciento de las causas penales estaban relacionadas con posesión y consumo de drogas.
