La semana pasada Argentina estuvo revolucionada por el fallo emitido por una corte de Tucumán- en el Norte argentino- que absolvió a los trece imputados (seis mujeres y siete hombres, entre ellos ex policías) por la privación ilegítima de la libertad y promoción de la prostitución en concurso real de la joven María de los Ángeles Verón, conocida como Marita.
Semejante revés causo estupor y la familia de Marita expresó su pesar a la prensa y en las redes sociales. Horacio Verón, el hermano de la víctima incluso acusó a los jueces de corrupción por un monto de dos millones de dólares y su mamá, Susana Trimarco, fue aún más tajante al declarar que nunca esperó nada de la Justicia, puesto que "ellos no tenían la menor intención de realizar este juicio".
Organizaciones defensoras de los derechos humanos en Argentina - tales como las Abuelas de Plaza de Mayo o La Casa del Encuentro - y de la región, -especialmente de México y por parte de la activista Rosi Orozco- prácticamente hicieron fila para condenar el fallo, al considerarlo una mala señal para la lucha contra la trata de persona en el país y la región. En México una multitud se congregó frente a la embajada argentina pidiendo justicia.
Las muestras de apoyo también llegaron desde otros niveles: la Presidenta Cristina Fernández fue una de las primeras en solidarizarse en privado y públicamente con la familia y también lo hizo la Primera Dama de EE.UU. Michelle Obama por medio de la embajadora de su país en Argentina.
Lo cierto es que Susana, con una entereza imposible de imaginar, ha dicho que se siente "más fuerte que nunca" y añadió: "No pienso derramar una lágrima por estos tres corruptos, sinvergüenzas que vendieron la causa de mi hija".
El juicio por la desaparición de Marita comenzó el 8 de febrero de 2012 y contó con el testimonio de algo más de 150 testigos y terminó hace una semana, con todos absueltos.
Marita tenía 23 años en 2002, cuando salió a una consulta médica y nunca volvió a su casa hasta el día de hoy en la provincia de Tucumán, Argentina. Susana emprendió su búsqueda y en el camino se inició como investigadora, se infiltró, investigó y puso al descubierto una escalofriante red delictiva de traficantes en Argentina que operan en distintas provincias del país, con lazos en el extranjero. La trataron de matar dos veces, le quemaron la casa, la han amenazado de muerte en innumerables ocasiones.
Susana liberó a otras tantas Maritas que estaban presas de redes de trata y prostitución y les dio contención, cobijo y abrigo. Es que esas chicas, muchas de las cuales declararon en el juicio, son personas valientes que batallan día a día para re encauzar su vida luego de haber estado sometidas a situaciones degradantes.
Marita es Marita, la hija de Susana y de Daniel, la hermana de Horacio, y la mamá de Micaela. La amiga de sus amigas, la chica del colegio, la chica con la que pasaste ese verano jugando, que te contaba de quien gustaba o la que tenía esos jeans tan cool que tu querías que tu mamá te comprase. Marita cometía errores, a veces se quedaba dormida pero tenía una sonrisa hermosa. Ella es tan real y humana como tú, como yo.
Pero también se ha convertido en todas esas chicas a las que seguimos buscando, las miles de chicas que nos faltan en América Latina y en Estados Unidos y que son reducidas a la mas terrible esclavitud sexual por peligrosas mafias, que no conocen de leyes más que las suyas.
Y representa la toma de conciencia y el compromiso, porque Marita puedo ser yo, puedes ser tú y podemos ser todas.
Ella es una de las tantas víctimas de las mafias inescrupulosas... pero también de un sistema que falla, que incumple en su obligación y que no nos protege lo suficiente.